domingo, 10 de noviembre de 2013

LA LECTURA

Por Ing. Jesús Alfredo Sanabria Mejía
Lic. Rita Eugenia Sanabria Mejía

La Lectura es un proceso fisiológico, psíquico e intelectual que conduce a la transcripción aproximada de las imágenes acústicas y conceptuales codificadas en el texto y a la construcción de sentidos por parte del lector, se dice que es fisiológica porque intervienen los ojos y el cerebro, es psíquico porque el lector tiene una actitud de aceptación o de rechazo, de interés o desinterés, de ansia o empatía hacia el texto; y es un proceso intelectual porque la lectura no concluye hasta tanto no se hayan decodificado las imágenes acústicas visuales.[1]
Los beneficios de la lectura son extraordinarios. Por medio de la lectura se puede ampliar el horizonte cultural, desarrollar la competencia comunicativa, ampliar la  colección léxical, adquirir nuevos modelos sintácticos y estilísticos, conocer el pensamiento de los autores, perfeccionar la ortografía y la dicción, pues el texto es una fuente valiosa de información.
La lectura, en ese sentido, debe ser un ejercicio placentero, el hecho de que pueda significar una discusión, una polémica o un mero intercambio de opiniones permite descubrir que en efecto sobre la lectura ha habido muchos mitos, que ha veces están engendrados por consideraciones bastante equívocas sobre lo que es leer. Se confunde muchas veces el verbo "leer" con el verbo "estudiar", el acumular lecturas con el tener realmente lecturas que interesen a la vida.

En el transcurrir del  mundo actual, donde persisten grandes avances tecnológicos y audiovisuales; se vive en una sociedad donde se compite con tecnología como medio para educar a las nuevas generaciones. Con lo cual internet, se ha presentado como una biblioteca mundial con grandes cantidades de contenidos de manera similar a la biblioteca de Baltimore  descrita por el escritor Pedro Salinas  “Los libros en este concepto circulante de la biblioteca, dejaron de estar estancados, empantanados, en sus hoyos; ahora corren como el agua, liberada por todas partes…”[2]  ; existen cúmulos de información dispuesta hacer encontrada; estudiantes, profesores y cualquier otro gomoso en general encuentra rápida y abundante información, que requiere del que lee, criterio para seleccionar el material que fácilmente le llega, y lograr establecer e identificar conjeturas e incógnitas sobre el material; pues ojear un texto y/o recitarlo no implica que exista un lector, se requiere algo mas, y es la capacidad de apropiarse de el al interrogarse y desarrollar un razonamiento basado en inducción, deducción y abducción[3].

Sin embargo con tanto boom tecnológico a la lectura se la intenta ahora relacionar con una actividad del pasado como si descifrar la información de Internet, televisión, radio y  otros medios no fuera un acto de lectura;  la gente que responde a la nueva sociedad de información son considerados no lectores,  pero realmente son lectores de textos, que responden a su contexto; bajo la premisa Todo tiempo pasado fue mejor se intenta predecir el fin de la imprenta de Gutenberg, la desaparición del libro y el crecimiento de un nuevo tipo de analfabetismo. Lo cual no implica,  que la escritura desaparezca. La existencia y el valor de la escritura es crucial en el mundo entero, ya que el rol que ha desempeñado desde su invención por los fenicios hasta el día de hoy la hace prácticamente insustituible. y sin ella la lectura no existiría tampoco.

El fomento a la lectura es una de las más arduas y difíciles tareas en las sociedades modernas, una labor irrenunciable. Sin embargo, muchas veces su promoción está sustentada en varios prejuicios que es precisamente necesario desarraigar: por ejemplo que: la lectura aporta una superioridad moral e intelectual indiscutible al lector, las personas deben leer solamente textos de "alta cultura" o, por el contrario, la lectura por puro placer es una pérdida de tiempo absolutamente inútil.

Curiosamente, es la misma alta cultura la que forja la idea de que leer un libro por placer, es una pérdida de tiempo. Y se establece esto como un prejuicio en el momento mismo en que los padres o maestros llaman la atención a los pequeños diciéndoles: "Deja de leer, ponte a estudiar." Este concepto de estudio acaba dominando por encima de lo que se puede aprender sin ese propósito voluntario de leer, así como la gente que piensa que todo debe tender hacia un fin práctico, la lectura por placer o por gozo acaba entonces convirtiéndose en algo que no vale la pena.

“Lo más importante en toda teoría de la lectura  es salir de  la idea de la lectura como consumo”[4], se debe estimular la lectura de acuerdo a iniciativas personales y no por marcas sociales  despertando un lector gozoso que luego de descifrar a un autor o acercarse a su pensamiento es capaz de admirarlo o  de oponérsele críticamente con la capacidad de crear su propio pensamiento argumentado.

“leer no es recibir, consumir, adquirir. Leer  es trabajar. Lo que tenemos ante nosotros no es un mensaje  en el que el un autor nos informa por medio de palabras- ya que poseemos con el  un código común, el idioma – sus experiencias, sentimientos, pensamientos o conocimientos sobre el mundo; y nosotros provistos de ese código común procuramos averiguar lo que ese autor nos quiso decir “  [5]

Finalizando la lectura aporta al que lee una condición de lector con la cual puede estar contento con lo que lee e insatisfecho con lo que escribe, feliz por lo que uno puede seguir leyendo y descontento por todo lo que uno ya no va a poder leer. un solo libro puede cambiar la existencia de un persona. Porque así como surge la  afición por el fútbol, puede surgir también la  afición por la lectura.  Sin embargo  hay gente que no lee libros y es feliz viendo Discovery Chanell o los debates del congreso por televisión. Pero al menos tiene un elemento para leer, los documentales o los debates,  uno y otro le permiten conocer la impresión de su autor, la pregunta final para reflexión será entonces: ¿cuando leemos, que tanto nos hemos acercado al Autor?.  



[1] ¿Qué es la Lectura?,  Universidad Tecnológica de Santiago
[2] El defensor , Pedro Salinas  Pág. 178
[3] Lectura, Incertidumbre, Escritura; Fabio Jurado Valencia Ponencia Seminario La aventura Semiótica Santafe de Bogota, 1994 Asociación Colombiana  de Semiótica. 
[4] Conferencia sobre la Lectura Estanislao Zuleta (1935-1990) Tomado de Sobre la Idealización en la vida personal y colectiva y Otros Ensayos Bogota Procultura 1985.
[5] Conferencia sobre la Lectura Estanislao Zuleta (1935-1990) Cita genealogía de la Moral  Nietzsche

CUANDO LA SOBREPROTECCION ES EL RIESGO


Por: Jesús Alfredo Sanabria Mejía


En el año 2006, y tras varios años de discusión, se creó y se presentó al país la ley de Infancia y adolescencia con el fin de dar cumplimiento a normativas internacionales y de paso proveer para que los menores de 18 años de edad contasen con un marco legal, que garantice, vele y proteja sus derechos, siendo esta ley la respuesta a una necesidad internacional para reconocer a los menores como sujetos de derechos buscando producir un cambio cultural de las instituciones, de las estructuras sociales en particular la familia como núcleo fundamental de la sociedad, la Ley 1098 propende por articular entonces todos los sectores e instituciones para la protección de los menores, un punto fundamental de la ley es prevenir la amenaza o vulneración de los infantes para lo cual define el interés superior y la corresponsabilidad del Estado – Sociedad  - Familia como participes de esa protección, no obstante la excesiva protección a los menores es ahora el factor de oportunidad que tienen inescrupulosos delincuentes para hacer sus fechorías, puesto que cobijados en la protección de los menores los inducen al delito cultivando la idea que al ser menores no podrán ser imputados de comisión de infracción alguna. Este ensayo por tanto busca causar reflexión acerca del uso que se le da a las normas legales en el país, y como haciendo un uso inadecuado de ellas causan efectos contrarios al objeto por el cual fueron motivadas.

La ley se encamina a mantener  la perspectiva de una protección integral de los menores   (Articulo 2, ley 1098), que a  diferencia  de la ley del menor anterior solo se intervenía cuando se tenía la percepción presente de una   situación irregular particular, hoy los menores son conscientes de sus derechos, de la misma manera las personas saben que cualquier infracción en contra de un menor tiene unas penas severas que no son reducibles, pues los  menores son personas protegidas, esta situación ha sido aprovechada entonces para esconder delitos graves, hoy los menores de edad son empleados como sicarios, reclutados por organizaciones al margen de la ley con la seguridad que no serán imputables si bien la ley hace excepciones estableciendo la edad de 14 años como el punto donde si pueden afrontar un juicio y con el la pena por sus acciones, que pues no se definen en el marco de la ley como pena si no como “ejecución de sanción”, (Parágrafo del Articulo 148,ley 1098), y esta sanción en los casos de privación de la libertad se hace con sanciones benévolas  en centros de internamiento especializados,(Parágrafo del Articulo 181, ley 1098), dejando establecido de la misma manera la ley que esto solo puede aplicarse como último recurso.

El hecho de establecer un punto de corte en la edad, ha sido la razón para que inescrupulosos atraigan a sus filas delincuenciales a infantes  cada vez de menor edad, las cifras de menores de edad en poder de las filas de la guerrilla tiene la escandalosa cifra de más de once mil (11.000) menores, que de cualquier manera al margen de la ley reciben un entrenamiento especial que continuaran ejerciendo aun después de ser mayores de edad.

Si bien la ley ha sido aplicado, y hoy por hoy todos reconocemos los derechos de los menores, esta se ha convertido en un escudo que va en contravía en la  formación de valores y ética para las nuevas generaciones toda vez que los menores de edad conscientes de la protección que tienen han envalentonado sus comportamientos  chocando con las reglas y directrices que pudieran implantarse por parte de sus padres o maestros. Surtiendo con ello un cambio cultural donde al interior de las familias pareciera gestarse que quien da la última palabra sobre lo que debe o no hacerse no son los padres de familia si no los menores, los jueces conceden veracidad a los menores pues en el marco de la ley la intervención debe ser inmediata para el restablecimiento de los derechos del menor, restando tiempo con ello a que se investigue adecuadamente cada caso y sus motivaciones, por ejemplo el caso de un médico que paso siete (7) años de cárcel por presunta violación a su hija, luego de que ella lo acusara de este delito.[i]

Como conclusión ha de entenderse que si bien en el marco de la ley existe una corresponsabilidad (artículo 10, ley 1098), entre el estado, la sociedad y la familia esta no se ha logrado aplicar adecuadamente yendo en contravía a la formación en valores que debería garantizarse desde el seno familiar, toda vez que es tal el afán de cumplir la protección de la ley que el estado y sus instituciones abordan en pleno la intervención limitando el actuar de los padres de familia, quienes tratan de efectuar su labor de padres pero con el temor de incurrir en alguna violación de la ley, la misma senadora hoy ya fallecida Gilma Jiménez reconocida como la principal defensora de los derechos de los menores, indico que deben endurecerse las penas para los menores[ii] y que los casos sea estudiados adecuadamente antes de efectuar los fallos.  Dado que la ley de infancia y adolescencia más allá de proteger al menor como lo establece su objeto los ha dejado vulnerables y sin control[iii].